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Dieta Mediterránea, una forma de vida

Cuando hablamos de dieta mediterránea nos referimos a una manera de alimentarse los habitantes de toda el área que envuelve el mar Mediterráneo. El nombre de este mar proviene del latín medius, en medio y terra, tierra, a cuyas orillas nacieran civilizaciones como la egipcia, la griega y la romana.

 

En los países de clima mediterráneo abundan los cultivos de vid, trigo y olivo. Aunque hay diferencias entre unos países y otros en cuanto a alimentación, existen en común hábitos alimenticios; podemos citar el uso de la cebolla, el ajo, el aceite de oliva virgen extra o el vino, que tienen propiedades antioxidantes; el consumo de frutas variadas, especialmente cítricos; cereales, legumbres, hortalizas, pescados, mariscos, además de una controlada ingestión de productos cárnicos y lácteos.
El punto más importante de esta dieta es la fuente de lípidos que usamos habitualmente y que proviene en gran parte del aceite de oliva virgen extra.

 

La principal razón de que el aceite de oliva virgen extra sea tan saludable es que es rico en ácidos grasos monoinsaturados, y estos son beneficiosos porque, según estudios recientes, no sólo no aumentan el nivel de colesterol, sino que incluso ayudan a que disminuya.

 

Otro de los efectos “saludables” del aceite de oliva virgen extra se debe a que contiene una gran cantidad de vitamina E, sustancia antioxidante donde las haya. Los últimos estudios realizados al respecto, ponen de manifiesto que los niveles bajos de vitamina E en sangre, pueden significar un mayor riesgo de sufrir enfermedades coronarias.

 

Además, se ha comprobado que si la carne se cocina con aceite, se realiza un intercambio de grasa entre ambos, que puede llegar a disminuir el contenido de grasas saturadas de la carne.

 

En una reunión científica celebrada en Boston (EE.UU.) se intentó definir el concepto de dieta mediterránea tradicional óptima, desarrollándose en una estructura piramidal el perfil alimentario de la dieta de Creta y otras zonas mediterráneas. En dicha pirámide se pone de manifiesto la importancia de la actividad física regular, el consumo de vino con moderación en las comidas, y sobre todo el consumo de aceite de oliva virgen extra que permite aportes energéticos hasta del 35-40% de las calorías totales que puedan considerarse idóneas, siempre que las grasas saturadas no superen el 8-10% y las poliinsaturadas el 8%. En la base de la pirámide están los alimentos de mayor consumo, mientras que en el vértice se incluyen los de menor según las recomendaciones.

 

Parece ser que el pan con aceite o el pan con tomate y aceite que tradicionalmente se ha consumido en el desayuno o la merienda es incomparablemente mejor que otros productos light. Estos, con su baja cantidad de lípidos, ya no contienen las vitaminas liposolubles (A, D, E, K), ácidos esenciales sin los cuales se padecen enfermedades carenciales.
Podemos disfrutar de nuestra dieta mediterránea, que además de su inconfundible sabor y aroma contribuye a una dieta saludable y sabrosa.

 

Hoy los expertos califican la dieta mediterránea como cardiosaludable. Muchos países aumentan sus campañas de información sobre esta dieta como modelo alimentario por sus características y variedad. El aceite de oliva virgen extra despreciado hasta hace poco por ser de pueblos «pobres», hoy es aceptado, reconocido y recomendado como fuente de salud.

 

Ver pirámide alimenticia

 

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